El NOM, lo Woke, la Agenda 2030, lo políticamente correcto, la ideología de género, lo trans… está perdiendo fuerza. Porque sus excesos ponen en evidencia la falta del sentido común del que adolecen, lo razonable. Han forzado tanto sus postulados que están acabando en el disparate y el absurdo. Y la gente normal, del día a día, se está dándose cuenta de ello. Eso de cargarse de manera total la naturaleza humana, su ley, y en definitiva, trastocar la humanidad, su ser propio; sin saber que esto no se puede sostener en el tiempo. El filósofo ético Spinoza dice que todas las cosas, incluyendo a los seres humanos, se esfuerzan por persistir en su ser. Es decir, el ser intenta perdurar en lo que es, en lo que está en su naturaleza, hay un esfuerzo, conato,, inclinación o tendencia innata por continuar existiendo y mejorándose. La violentación de esta naturaleza, como es el caso de estas ideologías, choca bracamente con la realidad. Puede hacerse pasar por un tiempo como normal lo anormal, a fuerza de la presión mediática, la política, el dinero de las élites interesadas, etc., pero acaba por ser inaguantable. Las cosas han de volver a su ser. Desde la ciencia (la biología), la medicina, los padres, las religiones, los deportes, las cárceles… hasta el sentido común de la gente se están dando cuenta de que esto no puede seguir en esta deriva y que la realidad de lo razonable ha de reajustar esta demasía progre.
Esta corriente progre parecido a un sumani que lo inunda todo y que está causando estragos afecta a todos los terrenos de la existencia humana: el pensamiento, la moral, lo material, lo espiritual, la religión, la cultural, la familia, las relaciones sociales, la sexualidad, el ecologismo, la emigración, la igualdad entre las personas, la cosmovisión de la vida, su sentido, etc. Toda la existencia humana se está viendo afectada de manera radical por el wokismo progre.
En Occidente, vanguardia del mundo, es obvio que está habiendo un nexo común del sentir social de su gente, que viene determinado sin lugar a dudas por el hartazgo de las políticas progres, que están haciendo tomar conciencia a sus ciudadanos ante los resultados nefastos de aplicar las políticas progres. En esta ideologización progresista -que no es propiamente de izquierdas- también participa el liberalismo; de ahí que el votante esté optando por opciones de derechas más radicales, que hagan frente a esa cultura progre:
Donde la Ideología de género que tratan de metérnosla hasta en la sopa y adoctrinar a los niños antes de saber leer y escribir, a espaldas de los padres; las aberraciones, con los cambios de sexo, hormonación…, y sus consecuencias lamentabilísimas e irreversibles de por vida.
El empeoramiento de la calidad humana en su aspecto moral. El ser humano de las sociedades occidentales es obvio que, por la concepción materialista y anticristiana y por caída de estima de los valores y principios, etc., ha perdido humanidad, convirtiéndose en un potencial amenaza para la convivencia (tan solo hace falta mirar la criminalidad existente, que cada día es mayor).
Las familias, los matrimonios, los hijos… todo está siendo cambiado para peor: familias desestructuras; matrimonios rotos por el adulterio y las infidelidades, los hijos enfrentados a sus padres, menos respetuosos, egoístas y violentos. La familia clásica está siendo destrozada.
La cultura de la muerte y la cancelación: El aborto y la eutanasia, que cada vez más se van estirando, como si de derechos naturales se trataran, tratando de llegar al extremo de arrogarse el poder de acabar con vidas con total impunidad; en la aborto se habla de llevarlo hasta el momento del nacimiento (y a veces, hasta después); la eutanasia, amenaza con acabar con las vidas por razones de calidad de vida, es decir, un homicidio encubierta o un suicidio asistido.
La no solución al problema de la migración, al no acabar con el hambre en el mundo y las desigualdades y el no preocuparse por el desarrollo económico y político de las zonas del planeta generadoras de emigración.
El ecologismo, que se ha convertido en algo terrorífico, para atemorizar, culpabilizar y legislar imposiciones a los ciudadanos; el animalismo, que considera más a una especie protegida que a un ser humano, se subvenciona a activistas que humanizan a los animales y animalizan al ser humano.
El globalismo, la corrección política, el feminismo radicalizado y discriminatorio, la hipersexualización, el control y recorte de libertad a cambio de seguridad, el dominio y manipulación sectaria de las redes sociales, la persecución del cristianismo, etc., etc.
Todo esto y mucho más está generando un malestar social, que comienza de desbordar los límites de la aprobación y su asunción como si nada, y está haciendo que la gente se decante por posiciones contrarias a los que hasta ahora han gobernado todo este estado de cosas, que no son sino el progresismo (tanto de izquierda como de derecha en su versión laicista liberal y anticristiana).