Signo de los tiempos: el enfriamiento de la fe

Si nos detenemos con frío coraje sobre los datos de la actual increencia, de la apostasía práctica y  generalizada, que rauda e imparable está sobreviniendo al mundo occidental, nos trasladan una sensación desoladora e inquietante, que nos conduce, sin la posibilidad de obviarla, a la pregunta: ¿Qué significa esto?

Los datos (los más cercanos de que disponemos, los de España, que puede servir como muestra ejemplar y hasta extrapolable a la realidad del primer mundo) son los siguientes:

  • Las iglesias se quedan vacías, sobre todo y especialmente de gente joven, en su inmensa mayoría la juventud no pisa una iglesia. Y aunque entre los mayores -por encima de los 60 años- es constante y notable su presencia, va habiendo una paulatina merma. El número que asiste a misa los festivos es apenas un 14%. (Aunque este «resto» o base se hace más consistente, de una gran firmeza en la fe)
  • Las vocaciones al sacerdocio – y consiguientes ordenaciones (150 al año)-  se mantienen el cifras estables, pero escasas, por debajo al de remplazo por defunciones (un 8,1%).
  • Los conventos cada año pierden a casi un millar de sus miembros (la mayoría por fallecimiento o por traslados); pero la vocaciones son escasas. En total hay unas 41.000 consagrados a la vida religiosa, de los que el 75% son mujeres.
  • En cuanto a los matrimonios, la caída de los mismos en general es notable, pero muy especialmente en los que se realizan canónicamente. La bodas han caído estrepitosamente: hace unos años, no tantos, 20 ó 25, el 90% se llevaba a cabo en la Iglesia; hoy, apenas un 19%.
  • Hoy el número de católicos (bautizados) en España es de un 68% y el de ateos y no creyentes un 25%. (Y según estadísticas de CIS, desciendo el número de aquellos en casi un punto por año). Según este dato escalofriante, en pocos años…, la católica España habrá dejado de serla.

Lo que significa es:

  1. si no estará acaeciendo aquello sobre lo que ya advirtiera Jesucristo: «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?» (Lc 18,8).
  2. y a la vez será, pues, uno de los signos de los que también en mismo Jesucristo hablará, de los cuales habría estar atentos, referentes a los tiempos del fin.

Si es así, o por si acaso, ¡velad!

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