Richard Bohringer, agnóstico, sobreviviente del cáncer, dobla rodilla ante Jesús

 

 

Es un sobreviviente. Saborea cada segundo de la vida. Venció el cáncer hace dos años. Lejos de retirarse avanza a otro ritmo y prepara un nuevo libro.

 

Solo después de batallar con el cáncer, esa agresiva enfermedad -sincera Richard Bohringer -, decidió repasar su historia y volcó esta reflexión en un libro titulado Quinze rounds“Incendié demasiado mi vida y ella me calcinó. Pero la luz permanece encendida día y noche al fondo del pasillo». Con esta frase resume lo que fue por años su devenir existencial este destacado artista francés.


 
Nacido en 1942, de padre alemán, vivió lejos de sus padres confiado al cuidado de la abuela. Su vida, confidencia, ha estado marcada por hermosos descubrimientos… siendo escritor, actor, cantante; y también por escapadas nocturnas donde las drogas, el alcohol o la violencia “me sumergían en las tinieblas”. Pero en directa mención a Dios, advierte que «la luz permaneció alumbrando» y así ha podido levantarse.
 

Aún agnóstico, con 76 años, este valorado actor de películas como Le Grand Chemin, Une époque formidable o Tango, hoy despliega una particular vitalidad y en esta entrevista con revista L1visible expone los rasgos de su espiritualidad y sincera cuál es su vínculo con Cristo…

 
Richard, después de tu larga prueba con la enfermedad, ¿Cómo te sientes?
Diferente. Creo que así son las cosas para cualquiera; cuando emergemos, somos como un milagro o sobrevivientes.
Agradezco a mi esposa, mis niños. No me soltaron, ¡son magníficos! Tiene que ser conmovedor, deslumbrante, para poner las cosas en su sitio. La enfermedad es una prueba personal, pero gracias a ella yo ahora tengo una manta, un echarpe, calcetines, ¡estoy protegido para el invierno! (ríe)

 
¿Qué es hoy lo diferente en tu vida? 
Se trata de que quiero, se trata de seguir adelante… Quizás es un poco tonto lo que digo (risas), porque seguir adelante es inevitable. Avancemos con delicadeza y tomémonos el tiempo para darnos cuenta de que esta vida y los seres queridos se encuentran aquí. Estoy tratando de asentarme y existir.

 
Tú «aparentas», ¿Justamente ahora que tus días los vives a cien kilómetros por hora? 
¡Entonces esa es la velocidad de crucero! (ríe) En realidad tengo solo una cosa en la mente y es que la enfermedad no vuelva a empezar. La inmovilidad me hace sudar porque pienso y me arrepiento. Cuando te mueves no te arrepientes, estas construyendo el momento. Hay dificultades, pero seguimos siendo entusiastas. Cuando este movimiento se detiene empezamos a mirar al techo y la lluvia que cae sobre ella, tu pasado, los momentos luminosos y menos luminosos… Me gusta mucho mi vida personal, pero me complace infinitamente más la necesidad de ver qué hay al final del camino.

Entiendo que tienes una atracción particular por Jesús, ¿por qué? 
Me gusta su trayectoria y mirada a la sociedad de los cínicos y los ricos. Es obvio que no sólo está rodeado de santos. Se codeaba con matones, prostitutas, bandidos, vagabundos, marineros… Es frecuentando a estas personas que proclamó lo por venir.  Hay personas que encontraron la santidad a su lado, pero que no venían de la santidad. En contacto con esta Palabra y la vivacidad y fuerza de esta Palabra, han sido transformados. (…) Su propia existencia es una total benevolencia. (…) Es un muy, muy buen compañero.
 

¿Compañero real o parte de la historia y eso es todo? 
No, no, no, no es parte de la historia y eso es todo. Hay una realidad ahí, en el interior…

 
Entre los discípulos de Cristo está san Francisco de Asís. Usted leyó sus textos y su biografía durante una exposición en Marsella en 2016 titulada «François d’Assise, l’homme intemporel». ¿Qué te conmueve de él? 
Cuando hice esta lectura sobre San Francisco de Asís, encontré cosas que me gustaron mucho en la historia de la fe (…) y ciertamente todavía tengo mucho que aprender….

¿Y este camino de santidad te inspira? 
Yo no puedo decir que lo haga bien. Puedo decir que estoy mejorando. Mejorar ya es bastante serio, pero cuando veo el trabajo que aún está pendiente, yo digo «¡vaya!» (ríe). Es enorme, es eso, es un gran alboroto. Es tan difícil (…) 

 

Fuente: https://www.portaluz.org/richard-bohringer-agnostico-sobreviviente-del-cancer-dobla-rodilla-ante-el-santo-2819.htm