Cinco aspectos de la Sábana Santa que todavía desafían a la ciencia del siglo XXI

Una forma excelente de adentrarse en estos y otros misterios es el libro, ya clásico e ilustrado a todo color, de María Teresa Rute ¿El rostro de Cristo? Mentiras y una verdad sobre la Sábana Santa.

Esta prestigiosa sindonóloga ha dedicado más de 30 años a investigar la Sábana Santa y señala los puntos de controversia y como se resuelven muchos de ellos. 

Cinco críticas respondidas


1) No es verdad que los Evangelios no hablen de la Sábana Santa.
Pueden rastrearse aquí y allá referencias evangélicas a ella. Sin ánimo de ser exhaustivos, señalaremos algunos ejemplos citados por la autora.

En Mt 27, 59, puede leerse: “Y tomando el cuerpo José [de Arimatea] lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro, nuevo, que había excavado en la roca”. Marcos señala por su parte que “habiendo comprado una sábana, descolgándolo lo envolvió en la sábana y lo depositó en un sepulcro que había sido excavado en la peña” (Mc 15, 46).
De una forma semejante Lucas, en 23, 53, relata el hecho: “Y habiéndolo descolgado, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro excavado en la peña, en donde nadie había sido puesto todavía”.
También Juan menciona la sábana, aportando además novedosa información: “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con aromas, como acostumbran los judíos a sepultar” (Jn 19, 40).

2) La teoría de la datación medieval ha sido desmontada, entre otras razones, debido a que el análisis con Carbono 14 no es idóneo para este tipo de casos. Estos análisis han sido invalidados sistemáticamente hasta en seis congresos científicos distintos, aparte de la propia carta del coordinador de los mismos Mr. Tite, y el análisis del Carbono 14 realizado sobre la Síndone no es en absoluto materia de discusión actualmente.

3) Tampoco es cierto que no haya menciones a la Sábana Santa anteriores al siglo XIV, puesto que tenemos, entre otros documentos que Rute cita en su libro, el sermón del obispo de Constantinopla del año 944, con motivo de la llegada del Lienzo a esa ciudad.

4) A diferencia de lo que se ha llegado a decir, las lesiones del Hombre de la Sábana Santa son absolutamente incompatibles con la vida. Es irrefutable la salida de sangre post mortem del costado. Esta misma lesión, aun suponiendo que el reo hubiese estado vivo, es necesariamente mortal, antes y actualmente.

5) Hay quien ha “razonado” que Cristo pudo haber “vuelto a la vida” al ser puesto en posición horizontal, ya que la sangre retenida en los pies vuelve entonces para atrás, reanima el corazón y aviva la circulación de la sangre. Como comenta la autora, estos argumentos “se pueden considerar como ciencia ficción, para ser generosos”.

5 elementos para reflexionar


1) Es sangre lo que impregna la Sábana Santa, y este elemento está corroborado por diversos e imparciales análisis de prestigiosos hematólogos.

2) La Sínode Santa actúa como un negativo fotográfico: es decir, todo lo que en el original estuvo situado en la derecha, en la Sábana lo está en la izquierda, y los claroscuros también aparecen invertidos. Por si fuera poco, la imagen del Lienzo contiene información tridimensional del cuerpo de Cristo.

Como dijo uno de los investigadores, al aplicar (en 1976) una novedosa técnica desarrollada para cartografiar la orografía de los planetas, a una fotografía de la Sábana Santa “el resultado fue, para decirlo en pocas palabras, único.”

Apareció en el monitor una verdadera imagen tridimensional. La nariz tomó relieve, las facciones del rostro aparecían adecuadamente perfiladas. Las formas del cuerpo, brazos, piernas y pecho correspondían a la forma humana básica. Este resultado no se ha obtenido nunca [antes ni después] con ninguna otra imagen que se haya estudiado”.

3) Posee muchas otras propiedades asombrosas, como la estabilidad térmica, química y al agua.
La prueba de esto es auténticamente milagrosa: Durante un incendio en 1532, la urna que albergaba el Lienzo llegó a estar al rojo vivo, al punto de fundirse algunos puntos de plata.

Para proteger la Sábana Santa se vertió agua sobre la urna, la cual penetró y empapó también la tela. Sin embargo, ni el calor, ni el agua ni el humo dejaron rastro alguno de deterioro en la imagen de Cristo, y sí en cambio alrededor de la misma (las manchas romboidales que la rodean).

4) La imagen carece por completo de pigmentos. Parece estar “hecha de nada”, ligeramente chamuscada como si hubiese experimentado una exposición a la irradiación y a la luz procedente del cuerpo. Es más, donde hay sangre en la tela, debajo de la sangre no hay imagen. Por otra parte, la imagen de Cristo es solo visible por un lado de la tela, aquél en donde fue depositado el cuerpo.

Una imagen que solamente puede distinguirse apartándose unos tres metros del Lienzo. Todas estas condiciones contribuyen inequívocamente a descartar la hipótesis de una posible falsificación por parte de un artista medieval, y lo mismo vale decir de su condición de “negativo fotográfico” y su tridimensionalidad, mencionadas más arriba.

5) A estas propiedades únicas descritas, María Teresa Rute añade una más: «Es irrepetible. En pleno siglo XXI nadie ha sido capaz de fabricar otra Síndone ni siquiera parecida. Tanto más en la época antigua en que envolvió el cuerpo de un Hombre».

Los explica María Teresa Rute en «¿El rostro de Cristo?»

Manuel Barbudo 

https://www.religionenlibertad.com/cinco-aspectos-de-la-sabana-santa-que-todavia-desafian-a-la-41400.htm